martes, 4 de enero de 2011

Visita al Montserrat

Visita al Monasterio de Montserrat .

La rutina por la tarde-noche siempre nos dejaba bastante cansados , por así decirlo . La visita al Montserrat, tendría por lo tanto variaciones. Viajaríamos solo el tomate y yo. Por lo tanto el pequeño deportivo seria suficiente. Yo encantado, nuevamente las autopistas catalanas serian mi camino al volante de un TT.
 Cuando la gente hablaba de Montserrat, se referían a ella diciendo es “… hermosa y monumental “. Yo nunca había visto una foto de dicha montaña. Así que solo viajaba con esa idea “hermosa y monumental “. Después oí la definición justa, es una montaña catalana, es como si Gaudi la hubiera diseñado. La verdad que esa definición es la mas acertada, no tiene desperdicio. Como atractivo natural es imponente. Su ubicación geográfica es privilegiada y como atractivo cultural-religioso, no tiene comparación.


 Normalmente cuando hablan de un monasterio o iglesia en la montaña, nadie se imagina una construcción digna de ser Catedral estar en cualquiera de las capitales del mundo.  Menos la infraestructura que a su alrededor se ha creado.


 El viaje a Montserrat, no fue complicado, es fácil manejar por las autopistas, están en buen estado, bien señalizadas y la gente es prudente al manejar. Siguiendo las indicaciones y las normas de transito, llegamos sin problema. Sin antes detenernos al pie de la montaña y sacar unas fotos al paisaje.




Muy pintoresco y tranquilo este paisaje no me decía nada del otro mundo. No trasmitía nada más que paz y tranquilidad. Continuamos con el ascenso y comenzaron los caracoles, entre curva y curva, el paisaje se ponía cada vez mejor. Subimos varios quilómetros con esas características, hasta llegar al estacionamiento donde debíamos dejar el auto.
 Había mucha gente, por lo tanto, el auto quedo lejos y caminamos un poco.
 Las vistas que se tienen desde allí arriba son increíbles, se diría que la paz y la tranquilidad, se habían sentado a mi lado y nos mirábamos cara a cara. 




Como siempre, estaba lleno de turistas, de idiomas que se entremezclan y a esta altura no se pueden diferenciar. Todos parecen tener palabras que se entienden. Ya tomadas las fotos del paisaje, comenzamos a caminar hacia la iglesia.
 Esta no se deja ver desde la calle. Hay que ingresar por un portal, luego una gran plaza se abre, para revelar la fachada de una iglesia muy hermosa.

 La plaza estaba llena de gente, como hormigas trabajadoras que se movían en grupos, algunas veces desordenados, que andaban y desandaban su propio camino. Ingresamos al complejo donde, luego de un patio con galerías, la iglesia en si, estaba esperando nuestra visita. Murales de todo tipo,  adornaban las galerías.


 Entramos a la iglesia, su interior de colores oscuros, se iluminaba con los colores de los vitrales y se llenaba de color las figuras santas.


A la izquierda del altar, se encontraba el famoso órgano de la iglesia, para mi “suerte“ lo estaban reparando , así que no tendría la oportunidad de oírlo.

 Salir de la iglesia e ingresar por uno de los laterales , para tener el acceso a la virgen , el camino a seguir es por dentro de la iglesia , pero por los laterales de la misma. Había mucha gente haciendo cola , así que el camino fue lento. Podría decir que bueno que fue lento , por que a lo largo de este camino , había infinidad de cosas que ver y prestar atención. Figuras , lámparas , criptas ,inscripciones , objetos personales , de devotos o custodios de la virgen negra .
  Al llegar a la virgen , su tamaño me impacto , era más pequeña de lo que imaginaba .
 Sus facciones angulosas , su color , no coincidían con el estereotipo , común que uno ve en las imágenes de la virgen . Esos detalles creo que la hacen más especial aun .




 Salimos de la iglesia , por el otro lateral . Allí centenares de velas le rendían culto .
 Regresamos a la plaza y allí tome aire , recupere el aliento y converse conmigo mismo . Algunas veces lo logro , ese día lo hice.
 Muy bien , estoy en Montserrat , algún recuerdo debo llevarme, así que decidí , entregarme al frenesí consumista . Saciada mi ansia de espejitos de colores , el tomate se quedo mirando el cielo y yo decidí caminar un poco por las faldas del Montserrat,  su vegetación generosa, hacia que el sol tímidamente iluminara el sendero , por momentos unos grandes claros , me dejaban recordar que sobre mi estaba la montaña, como vigilándome expectante .

 Regrese sobre mis pasos , tomamos el coche y regresamos para cardedeu .

2 comentarios:

  1. Me encantaria haber estado ahi. Parece un lugar increible. Trata de que la paz te dure para Córdoba :) el 2011 recien empieza!

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  2. nens!!!de Morenetas estamos hasta el moño!
    no tengo nada q envidirles!?!?!?
    besotes.

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