Un poco de cultura: Anton Gaudí i Cornet (1852-1926) es el arquitecto más popular de la historia.
Su revolución de la arquitectura y de las artes plásticas sienta las bases del arte actual y futuro.
La obra de Gaudí es una búsqueda de la perfección del arte, de la perfección personal y de la perfección de la sociedad humana.
Él lo expresaba así: «Para hacer las cosas bien es necesario: primero, el amor; segundo, la técnica».
Al llegar, me sorprendió por su majestuosidad, por sus perfiles angulosos, tan distintos a todas las iglesias que he tenido el agrado de conocer. Muchos turistas, estaban allí también. Luego de abonar la entrada, ingresamos a la iglesia. Nuevamente, me cautivaron los vitrales y seudo rosetas. Siempre admiro esta particularidad, de iluminar, espacios tan grandes con luz natural. Como los colores de esos cristales, juegan sobre los mármoles interiores. Dentro de la sagrada familia, se erigen una cantidad inconmensurable de columnas, que están retorcidas sobre si mismas, dando una idea de lo rebuscado de su diseño. El altar coronado por un Jesucristo flotante, con un instrumento de viento colosal, están acordes a semejante obra de arquitectura.
Por unos momentos, tome asiento en unas bancas de madera, para poder mirar hacia los techos, sin marearme y además disfrutar por completo de las naves o cúpulas.
Seguí mi recorrido, hasta encontrar otra puerta, grande como por la cual había entrado. Al salir, vi unas escaleras como de salida, que descendían hacia la calle y mucha gente apiñada ahí, tomando fotos hacia la puerta desde donde yo salía. Mi sorpresa, se transformo en estupor, al girar y ver algo increíble. Esta otra fachada de la iglesia, era netamente barroca, toda adornada con figuras increíbles. Detalles descomunales, figuras y animales entrelazadas dando un simbolismo que ni en un millón de años podría descubrir.
Las dos grandes columnas, que hacían de dinteles de la puerta por la que hacia unos minutas había sido trasportado a otra era del arte, estaban soportadas por dos tortugas gigantes. Un detalle que me gusto mucho.
Después de tirar varias fotos, decidí tomar por el lado derecho, hacia el museo de la sagrada Familia. Donde se encuentran, los modelos a escala de la iglesia, partes de los elementos y vida de Gaudi. Allí, vi cosas increíbles como las etapas de construcción de la iglesia, el estudio de trabajo de Gaudi, piezas del mobiliario original, la tesis final de arquitectura de este genial arquitecto.
El museo fue fantástico, ya que no conocía mucho de este personaje hijo de Barcelona.
Salí de la iglesia tratando de buscar un ángulo apartado para una fotografía completa de la misma. Satisfecho con la foto y con ganas de seguir caminando por Barcelona, próximo destino era la Pedrera.
Una casa u edificio, con un concepto revolucionario. Esta no es tan increíble como la casa Batllo, pero tiene lo suyo. Varias fueron las cuadras que camine, disfrutando de un día soleado y de un aire algo fresco, que me recordaba que estaba en invierno.
La ciudad se movía con una velocidad inusual para mí, nada me apresuraba. Ningún acto debía ser ejecutado inmediatamente y la tranquilidad me invadía. Nuevamente disfrutaba de mi mente en blanco.
Llegue a la Pedrera, me transforme en un chinito. Tire fotos a lo loco, me senté a admirar semejante obra de arquitectura-arte. Pensar que ahora hay oficinas, comercios y algunas personas que viven dentro de esta obra de arte. Suerte la de algunos pensaba por mis adentros.
Ya sin más que hacer por este día, emprendí mi regreso a Cardedeu. Me dirigí sin prisa por con ansias ala estación del RENFE para tomar el tren.
No tenia ni idea de cual era, ni para donde debía ir. Por suerte uno puede leer, preguntar e instruirse IN SITU. Sin muchos contratiempos, estaba ya de viaje en el tren correcto. Regresando luego de disfrutar de la cosmopolita Barcelona.
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